26 DE DICIEMBRE, FIESTA EN HONOR A SAN ESTEBAN MÁRTIR.
San Esteban Tizatlán, localidad del municipio de Tlaxcala, donde sus habitantes conservan sus costumbres y tradiciones heredadas de sus ancestros, de entre las que destaca la Feria Anual en honor a San Esteban Mártir, cada 26 de diciembre, donde ofrecen a los visitantes el “Pipián verde de pepita de calabaza”, y que antiguamente se servía con carne de pato, y ahora con pollo, res o cerdo, así como sus aportaciones al formar parte de uno de los señoríos de la Antigua República de Tlaxcallán.
HISTORIA.
Tizatlán, proviene del vocablo de origen náhuatl traducido al español como «Lugar de la tiza o tierra blanca». El nombre surgió a raíz de que en las inmediaciones de la zona existieron yacimientos de tiza que hasta hace algunos años eran explotadas.
En el orden de la fundación de las cuatro cabeceras del gobierno de la Antigua Tlaxcallán, Tizatlán fue la tercera en erigirse, por lo que aquí se encuentra un importante Sitio Arqueológico de gran relevancia para la entidad tlaxcalteca.
Entre los más destacados, Xicohténcatl “El Viejo”, de quien se dice vivió más de 120 años; su hijo Xicohténcatl Axayacatzin, quien asumió el gobierno todavía en vida de su padre.
Tizatlán, es el lugar donde se pacta la alianza hispano-tlaxcalteca después de las cruentas batallas entre los ejércitos con diferentes técnicas de lucha y de armas, sin conocerse vencedor, y donde Xicohténcatl Axayacatzin debió someterse a comandar su ejército en la campaña de Conquista de Hernán Cortés, por decisión de los Cuatro Señores. Sin embargo, debido a su edad, murió trágicamente ahorcado en Texcoco, por una supuesta traición a los españoles.
SITIO ARQUEOLÓGICO DE TIZATLÁN.
Una vez allí el espíritu le decía a Pánfilo Sánchez que excavara para poder entregarle su tesoro. La comunidad al enterarse de tal suceso decidió, por su cuenta, cavar el sitio que, según Sánchez, Xicoténcatl le señalaba; pero en vez del «tesoro» fueron hallados los altares policromos que hoy podemos apreciar.
Estos altares fueron llamados, desde el momento de su descubrimiento, como altares de sacrificios; Alfonso Caso y luego Eduardo Noguera se ocuparon de hacer una interpretación de los mismos, aunque los trabajos se detuvieron y es hasta 1930 cuando Benalí Salas libera completamente la estructura donde se ubican los altares al mismo tiempo que encuentra una ofrenda. En 1940 Hugo Moedano Koer localiza una ofrenda al pie de la escalera que se halla al frente del basamento principal, ésta consistía en dos flautas de barro, un silbato y una ocarina del mismo material; además de una orejera, un idolillo de jade y un diente de jaguar. Para 1957 Eduardo Noguera y Román Piña Chán establecen, después de las excavaciones de una serie de pozos, la estratigrafía del sitio.
En 1980 Daniel Molina excavó en la parte posterior de la Capilla abierta y encontró varios entierros, en ese mismo año Roberto Gallegos Ruiz realizó trabajos en los lugares aledaños a los altares, consolidó el muro sur, limpió y escombró el sitio; también estableció una nomenclatura para las construcciones del sitio. Es hasta 1990, con el Proyecto Cuatro Señoríos, cuando nuevamente se realizan excavaciones de manera intensiva. Durante este proyecto se liberó el muro suroriente con su escalera de acceso y se realizó una nueva lectura e interpretación de las pinturas que decoran a los altares policromos.
La artesanía en madera tallada tiene su origen ancestral, toda vez que en esta zona enclavada entre los cerros blancos se extienden grandes pastizales y matorrales; justamente allí, crece una planta llamada “tlaxixtle”, materia prima principal para la elaboración de este artificio.
En Tlaxcala existe una tradición muy antigua de esta actividad que data desde la época prehispánica. Según lo refieren crónicas de la época colonial, con esta técnica, los indígenas elaboraban tambores muy bien hechos, hermosos y de varios tamaños, refiriéndose al teponaxtle y el huehuetl, aunque también se elaboraban otros instrumentos musicales como flautas, que desde entonces, sirven para engalanar las festividades de carácter ritual.
Con la colonización se introdujo el oficio de carpintero que denominaba precisamente, a aquellos que se dedicaban a manipular la madera, desde el corte hasta el labrado de la misma. Tal como en muchas otras actividades, la Madera Tallada da cuenta de la convivencia de dos culturas que se amalgamaron y se nutrieron. Gracias a ello hoy podemos admirar hermosas piezas de la imaginería en madera estofada al tiempo que son veneradas al son del teponaxtle.
Precisamente, a través de sus piezas los artesanos de Tizatlán manifiestan el orgullo por su historia, sus fiestas y tradiciones. Así, se pueden apreciar escenas del campo, de la fiesta brava, de las danzas de carnaval, representaciones de los cuatro señoríos prehispánicos, entre muchos más.
CARNAVAL.
En la comunidad de San Esteban Tizatlan se adoptaron las «Cuadrillas» hace aproximadamente 90 años (1965), fueron copiadas por los habitantes de esta comunidad, de las cuadrillas que en esa época se ejecutaban en la comunidad de San Dionisio Yauhquemecan (Danceras y Taragotas). Las primeras cuadrillas fueron dos: Xicohtencatl y Cuauatzala, por ser los barrios en donde empezaron a realizar sus danzas.
En cuanto al vestido de los danzantes se destaca el traje de luces con pantalón corto, propio de un torero para los hombres, fabricado en terciopelo de colores vistosos bordado a mano con shakira y lentejuela de colores, máscara de catrín fabricada o tallada y pintada a mano con rasgos españoles y una corona con espejos y plumas de colores para imitar los sombreros también de los españoles. Las mujeres portan un vistoso vestido de china poblana en color negro también bordado a mano con shaquira y lentejuelas de colores, una blusa blanca, el sombrero de su preferencia que haga contraste con la vestimenta y un antifaz.
Originalmente la música era producida por instrumentos como chirimía, trompeta y tarola, con el paso de los años se ha ido sustituyendo por bandas de viento.
FERIA DEL BASTÓN Y DEL PIPIÁN DE TIZATLÁN 2018.
El 26 de Diciembre se realiza la Feria Patronal en honor a San Esteban, a quien se le llama «protomártir» porque fue el primer mártir de toda la historia católica. En la edición de este año 2018, la feria anual se desarrollará del 22 al 31 de diciembre y la inauguración será el 26 de diciembre a las 15:00 horas.
Queremos que la ciudadanía se acerque a conocer Tizatlán, no sólo su feria sino sus sitios históricos y turísticos como el Jardín Botánico, la Zona Arqueológica, su hermosa iglesia que data del siglo XIX, el manantial y otros lugares que pueden visitar”.
Para esta edición de la feria, se tiene lista una variedad de eventos deportivos, culturales, religiosos, gastronómicos y musicales, como la exposición de artesanos el día 22 de diciembre a las 10:00 horas, además de la carrera atlética de los IV Señoríos el domingo 23 a las 09:00 horas.
Para el 27 de diciembre a las 16:00 horas se efectuará la tarde del danzón con la participación de la orquesta Continental y una marimba de Veracruz, mientras que para el viernes 28 se realizará el baile de feria a las 20:00 horas en la unidad deportiva del barrio de Cuahuatzala, al día siguiente se presentará a las 10:00 horas el concurso de artesanías y la tienta de vaquillas a las 14:00horas y finalmente el lunes 31 diversos concursos a partir de las 10:00 horas y la clausura de feria a las 12:30 horas.
Por su parte, el director de Turismo municipal, refirió que Tizatlán es una de las comunidades mayormente visitadas en el municipio, y se distingue por sus tradiciones originarias como el tallado de madera y su gastronomía con el famoso pipián de pepita de calabaza verde, por lo que el ayuntamiento participa en la promoción del turismo en comunidades y colonias.
En esta presentación del programa de feria estuvo presente el patronato de feria, encabezado por Carlos Ávila Flores; la reina de feria, Yesenia Sánchez Román y demás autoridades de la comunidad.