Perspectiva

OFRENDAS A LOS MUERTOS

POR JAIME CASTRO RAMÍREZ

(NOVIEMBRE 2023)

 

Las ofrendas dedicadas a los muertos en el pueblo tlaxcalteca datan de los tiempos prehispánicos. Nuestros antepasados les daban gran interés y atención, que había fechas establecidas de largo periodo; celebración que se repetía año con año como en la actualidad. Tradición antigua que, gracias al sincretismo cultural, hoy en día conserva características de los dos grupos originarios de Tlaxcala: otomí y nahua, así como con influencia española y hasta asiática.

A la llegada de los españoles esta manifestación recibió agregados que permitieron incorporar creencias de la religión católica, fusión que hizo de las ofrendas una verdadera expresión artístico-popular que hasta nuestros tiempos se sigue practicando en muchas partes de la entidad, pero que por desgracia ha ido perdiendo la esencia de su elaboración, tanto en su sentido religioso como de los elementos que la integran.

Quizá en algún tiempo la conformación de los Altares de Muertos u ofrendas, como popularmente le llaman en los hogares del estado de Tlaxcala, solían tener un parecido, razón por la que no se puede asegurar que existió y menos que hoy exista un prototipo de ésta en la entidad. Sin embargo, su práctica regional debe ser respetada, admirada y preservada como valiosa tradición que nos identifica, principalmente porque permite la comunión entre vivos y muertos.

Dicho lo anterior y con la sana intención de  ejercerlo, pretendo que este trabajo llegue a oídos de autoridades, docente y alumnos de todos los niveles, principalmente de preescolar, primaria, secundaria y normal, ámbitos donde se debe fortalecer el nacionalismo y la herencia cultural, por lo que convoco a que celebremos el día o días de muertos (Fiesta de Todos Santos y Fieles Difuntos) con las inigualables costumbres que poseemos, dejando a un lado la llamada noche de brujas o halloween que está invadiendo no sólo a los centros comerciales y mercados, sino también al sistema educativo, provocando que olvidemos nuestras prácticas ancestrales, símbolo de identidad mexicana.

Rituales dedicados a un difunto

Fray Toribio de Benavente, Motolinía, nos dejó en su Historia de los Indios de la Nueva España, una descripción de este ritual:

«… tenían otros días de sus difuntos, de llanto que por ellos hacían, en los cuales días después de comer y embeodarse llamaban al demonio, y estos días eran de esta manera: que enterraban y lloraban a el difunto, y después a los veinte días tornaban a llorar a el difunto y a ofrecer por él comida y rosas encima de su sepultura; y cuando se cumplían ochenta días hacían otro tanto, y de ochenta en ochenta días lo mismo; y acabado el año, cada año en el día que murió el difunto le lloraban y hacían ofrenda, hasta el cuarto año; y desde ahí cesaban totalmente para nunca más se acordar del muerto…

Fiestas de Todos Santos y Fieles Difuntos

Cuando fray Diego Durán escribió su Historia de las Indias de Nueva España en 1579, ya se celebraban entre los indios las fiestas de Todos Santos y Fieles Difuntos el 1 y 2 de noviembre, según la tradición cristiana. Sin embargo, los indios recién evangelizados no celebraban a los santos y mártires cristianos, ni a las benditas almas que murieron en la gracia de dios y que esperaban los rezos para liberarse del purgatorio. Esta situación alarmó al fraile dominico quien escribió lo siguiente: «… quiero decir lo que he visto en este tiempo el día de Todos Santos y el día de los Difuntos. Y es que el día mesmo de Todos Santos hay una ofrenda en algunas partes, y el mesmo día de Difuntos, otra. Preguntando yo por qué fin se hacía aquella ofrenda el día de los Santos, respondiéronme que ofrecían aquello por los niños, que así lo usaban antiguamente y habíase quedado aquella costumbre. Y preguntando si habían de ofrecer el mesmo día de Difuntos, dijeron que sí [pero ahora] por los grandes. Y así lo hicieron, de lo cual a mí me pesó, porque vide patentemente celebrar las fiestas de los difuntos chica y grande, y ofrecer en una dinero, cacao, cera, aves, fruta, semillas en cantidad y cosas de comida, y otro día vide hacer lo mesmo».

Los concursos de ofrendas y/o altares de muertos

Muchas instituciones educativas convocan a sus discípulos a participar en concursos de ofrendas, con base, emiten, a rasgos tradicionales. Pero, y los convocantes ¿realmente sabemos sobre esas características tradicionales? Y todavía dicen: “Para conservar las tradiciones.

En este sentido, me pregunto ¿qué es la tradición?

En Anales del Primer Congreso Nacional de la Tradición (Secretaría de Estado de Cultura y Educación: Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, junio de 1968), “La palabra tradición, en su sentido etimológico, sugiere la presencia de un legado que se transmite de generación en generación,” como lo es el lenguaje, indumentaria, gastronomía, juegos, música, danza y toda manifestación cultural comunitaria; usos y costumbres que se convierten en leyes morales, que deben ser respetadas y preservadas transmitiéndolas de padres a hijos, proceso de endoculturación o enculturación, que da origen a la identidad y al arraigo a la tierra.

Es entonces importante que, si se habla de conservar la tradición de las ofrendas o altares del día de muertos, tanto los convocantes como los participantes, debemos estar obligados a preservar esta tradición y no distorsionarla por el sólo hecho de cumplir por cumplir o por ignorar sus principios y valores culturales e históricos.

¿Qué hacer entonces para no ser parte de quienes corrompan esta antigua tradición?, muy sencillo…hacer investigación comunitaria sobre el altar de muertos con el que vamos a participar, buscando evidencias fotográficas, vídeos de campo, entrevistando a fuentes orales primarias, observando y tomando nota de detalles por muy simples que sean, o bien, acudir a investigadores serios sobre el tema, y no valerse de textos que por ocurrencia algunas personas publican en redes sociales.

Así que ya lo saben, hay que conservar nuestras tradiciones con respeto, vivamos la fiesta de todos santos y fieles difuntos con arraigo e identidad tlaxcalteca, “comunicando o transmitiendo noticias, composiciones literarias, ritos, costumbres, hechas de padres a hijos al correr de los tiempos y sucederse las generaciones” (Diccionario de la Lengua de la Real Academia, ed. 1970).

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