Arte y Cultura

MARÍA IZQUIERDO.

POR: CECILIA TORRES

María Cenobia Izquierdo Gutiérrez, nació en San Juan de los Lagos, Jalisco1902, es una de las pintoras mexicanas más reconocidas a nivel mundial. Fue la primera pintora mexicana en exponer sus obras fuera del país, al llegar su obra al Art Center de Nueva York, en1930.

A los 25 años ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes, que era dirigida por Diego Rivera, donde permaneció solamente un año. Tomó cursos específicos, como el de color y composición y el de pintura de figura, con Germán Gedovuis, quien al apreciar el potencial artístico de Izquierdo le permitió pintar en casa.

La pintura de María remitía a la tierra, a la raíz, a lo ancestral, en la elección del colorido y en el vigoroso trazo de las formas. A contrapelo de una sociedad explosiva en sus sentimientos y emociones, los personajes de Izquierdo mostraban una solemnidad hierática.

María fue una de las pocas mujeres artistas que destacó en la escena pública durante la primera mitad del siglo XX, junto a Frida Kahlo, Lola Álvarez Bravo y Olga Costa. Pero a pesar de tener muy buenas relaciones con el grupo de intelectuales y pintores de la época, no estuvo exenta de los desaires por “ser mujer”.

Realizó su primera exposición individual en 1929 en la Galería de Arte Moderno del Teatro Nacional, con el apoyo de Diego Rivera, quien escribió la presentación como director de la ENBA, donde la consideraba una de las personalidades más atrayentes del panorama artístico.

Sin embargo, en 1945 sufrió uno de los mayores descalabros de su carrera. Había firmado un contrato para decorar el edificio un Departamento del Distrito Federal, que fue cancelado porque Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros se opusieron a que ella realizara la obra, con el argumento de que carecía de experiencia y calidad artística.

A pesar de las gestiones de sus amigos —quienes incluso levantaron firmas para demostrar su apoyo a la pintora— no pudo recuperar el proyecto.

Frances Flynn Payne la invitó a mostrar sus obras en el Art Center de Nueva York, donde antes habían expuesto su trabajo Tamayo y José Clemente Orozco. María Izquierdo llevó una muestra de catorce óleos con retratos, paisajes, naturalezas muertas y estudios. Así se convirtió en la primera mexicana en exponer en el extranjero. Ahí conoció su trabajo el curador René d’Harnoncourt, que decidió incorporarla a la exposición Mexican Arts (de arte popular y pintura) organizada ese mismo año por la American Federation of Arts en el Metropolitan Museum, la cual incluía obras de Rufino Tamayo, Diego Rivera y Agustín Lazo, entre otros.

La carrera de María Izquierdo se vio interrumpida cuando, en 1948, sufrió una hemiplejia, parálisis en el lado derecho del cuerpo que además le hizo perder el habla.

Si no recupero el movimiento de mi mano derecha pintaré con la izquierda o ¡con las dos! —Escribió para una revista a los dos años de su parálisis, en los que no había podido pintar— ¿Qué más da? No se pinta con las manos; la pintura debe salir del alma, pasar por el cerebro y luego la emoción la debe derramar sobre una tela, madera o muro. Más aún, si mis manos no sirvieran ya para pintar, colocaré los pinceles en mi boca y así pintaré. Esa es mi promesa a mí misma y a los demás y así la cumpliré.

María destacó mucho en los círculos de intelectuales y literatos. Antonin Artaud quedó prendado de su arte y fueron muchos los poetas con los que compartió amistad y le dedicaron sus letras.

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