“Sahumador Luminoso”.
Esta leyenda tiene origen prehispánico, en Tlaxcala, estas criaturas son llamadas tlaltepuchis que, en lengua náhuatl, significa “sahumador luminoso”.
Las tlaltepuchis eran originalmente una especie de nahuales que tienen la capacidad de convertirse en animales y de cometer atrocidades. Hoy en día se les relaciona con las brujas.
Las tlahuelpuchis son mujeres comunes a la vista de todos, a quienes los dioses les han concedido un don que algunas usan de manera maliciosa. Ellas se enteran de que son portadoras de este don al llegar a la pubertad, específicamente cuando tienen su primera menstruación. Ahí cuando entran en contacto con el potencial de sus poderes. Con el tiempo y la práctica, lograrán desarrollarlos por completo, hasta finalmente dominar la técnica de convertirse en animales.
Se dice que, una vez que logran tomar la forma de un animal, se desprende de ellas una luminosidad que advierte su presencia. Aún hoy en día se puede oír el testimonio de muchas personas que dicen que han visto aquellas luces alejarse y acercarse.
Las tlahuelpuchis son territoriales y, a diferencia de las brujas en otros lados del mundo, ellas no conviven ni trabajan en grupos, se reconocen unas a otras aun cuando presenten su forma humana y guardan su distancia respetando el territorio de cada una, pues son sumamente agresivas. Únicamente se tienden la mano cuando existe un peligro común que en solitario no pueden sortear. Las tlahuelpuchis no atacan jamás a sus familiares, excepto si el secreto de su existencia es revelado por algún pariente a otras personas.
Las tlahuelpuchis se alimentan de sangre humana, pero por sobre todas las sangres prefieren la de los niños pequeños, quiénes son sus víctimas favoritas y a quienes acechan en forma de animal o, si la situación lo exige, en forma de neblina que se filtra por puertas y ventanas.