HISTORIA DEL INMUEBLE.
La historia del Antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, se remonta al año de 1527, con la llegada del Licenciado Juan Gutiérrez Altamirano quien llegó desde la isla de Cuba, donde además de haber sido Gobernador en 1524, auxilió a Cortés en algunos pleitos legales. En pago a sus servicios, y como dote por haber contraído nupcias con Juana Altamirano Pizarro, prima hermana del conquistador, se le otorgó en calidad de encomienda los pueblos de Calimaya, Metepec y Tepemajalco en el valle del Matlazinco, actual valle de Toluca.
Fue hasta la tercera generación de sus descendientes que a la familia se le otorgó el primer título nobiliario: “Condes de Santiago de Calimaya” que fue utilizado por catorce generaciones y fue reconocida como una de las más importantes de la Nueva España.
En el siglo XVIII la casona señorial estaba muy deteriorada y era urgente su reconstrucción. El Palacio que hoy conocemos fue construido entre los años 1776 a 1779 y la obra estuvo a cargo del arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres, uno de los últimos y más importantes representantes del estilo barroco mexicano.
El 31 de octubre de 1964 el antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya fue inaugurado como Museo y en sus salas se montó una exposición que mostraba didácticamente el concepto de urbe de la Ciudad de México que se manejaba en aquel entonces. Esta muestra duró 30 años. En 1992, el Museo de la Ciudad de fue desmontado para transformarlo en un centro de información, y remodelarlo como residencia para invitados del Departamento del Distrito Federal, proyecto que no se concretó. En 1997, el primer gobierno electo de la ciudad reinstaló el museo como un proyecto prioritario y se ejecutó una extensa restauración en la que se devolvieron acabados originales, como pisos de barro en los corredores del segundo nivel, cantería en frisos y remates.
En 1998 el nuevo Gobierno del Distrito Federal retoma la administración del museo, y con la asesoría de un grupo de especialistas, museógrafos, escritores e intelectuales en general, se diseña el nuevo concepto del museo, un museo “interactivo”, un espacio abierto que incluye exposiciones, lecturas, conferencias, mesas de diálogo sobre temas diversos, talleres y actividades siempre abiertas a la propuesta ciudadana.
Actualmente el Museo de la Ciudad de México realiza múltiples exposiciones temporales y actividades culturales de diversa índole; integrando a la comunidad de la ciudad que produce distintas manifestaciones, todas ellas plurales y abiertas a los cambios con los que se enfrenta una sociedad en constante movimiento. Transformando continuamente la identidad de una de las más grandes ciudades del mundo.
Este fenómeno se reflejó con especial claridad en los territorios del reino creado por los Reyes Católicos, en el que la herencia tardo-gótica se mezclará con influencias del renacimiento italiano, flamencas y la todavía viva herencia musulmana, para dar origen a estilos artísticos como el plateresco, el mudéjar o el gótico Isabelino, a caballo entre varios universos culturales. Este fue el complejo legado estético que los conquistadores trajeron consigo y desarrollaron en el Valle de México.
Cartografía, siglos XV-XX
La destrucción de los documentos indígenas, códices, memoriales y planos, impiden conocer de primera mano cómo los mexicas levantaron e imaginaron su ciudad flotante. De trasmano nos hacemos una idea, velada con seguridad, de su traza, composición y significado, mediante iconografías y mapas posteriores a 1521, algunos de ellos de mano indígena, fabricados a solicitud de los conquistadores por tlacuilos expertos, “los que escriben pintando”. Tras la destrucción en el cerco de 1521 de México-Tenochtitlan, el ombligo del universo sobreviviría como urbe idealizada en las planimetrías occidentales durante cerca de dos siglos, convirtiéndose en su propio mito.
No siempre florecen, no siempre su historia es de progresos. Las líneas del tiempo marcan quebrantos y renacimientos, éxtasis y agonías, estallidos de creatividad y extinciones. La Ciudad de México ha experimentado tales desasosiegos. En esta sección nos aproximaremos a uno de estos momentos que asemejan al desfallecimiento o la decadencia, aunque en realidad no haya sido más que el contingente correr de la historia y el movimiento del cambio generacional. Se tocará medio siglo de depresión, de estancamiento, en el lapso que corrió entre 1790 y 1864… Una exhalación en la biografía de la Ciudad de México.
La Ciudad de México en el arte, Travesía de ocho siglos estará abierta hasta el 1 de abril y abarca diferentes periodos artísticos expuestos de manera cronológica en las salas; “Los mexica, genio y grandeza”, “Ciudad de México, emporio de las artes, faro de la monarquía católica,”, El imaginario modernista y la tradición de la ruptura”.