LAS TUMBAS EN TLAXCALA HOY EN DÍA
… y su posible antecedente a partir de los entierros prehispánicos
Por Jaime Castro Ramírez
El Dr. Johansson, académico, investigador y profesor de lengua náhuatl, de origen francés, nacionalizado mexicano, menciona que, Durán, uno de los franciscanos que dejó información sobre lo que observó y vivió durante su cercanía a los grupos nahuas, describe que a la muerte Axayacatl (en 1481), importante rey mexica, un pequeño grupo de tlaxcaltecas logró entrar a Tenochtitlan sin ser vistos, llegando al lugar en donde se hallaba el cuerpo inerte del gran tlatoani, para presentar sus condolencias y hacer entrega de flechas, arcos, mantas de henequén y bragueros o ceñideros, cueros y otras cosas de plumas de águila y cascabeles para los pies, que acompañarían a Axayacatl, durante su travesía hacia el mictlan; objetos que que eran regalos para Mictlantecutli, el señor del inframundo, para hacerle honores al recibirlo.
Esta descripción permite tener una idea de que, estos actos, era costumbre entre los nahuas, no sólo al interior de su comunidad, sino también con otros grupos, sin importar su enemistad, en este caso, entre tlaxcaltecas y mexicas.
Retomando a Johansson, cuando cita a Durán, explica que, durante la estancia de los tlaxcaltecas en los ritos de velación al Rey Axayacatl, fueron alimentados con los mejores manjares, igual que demás asistentes de otros grupos que acudieron. Agrega que, al despedirlos, les entregaron arcos y flechas para que pudieran salir de Tenochtitlan sin que fuesen molestados. Narra que, durante los funerales (entierro), el cuerpo del monarca fue adorado con música y danzas, incinerando el cuerpo y colocando sus cenizas en una urna, la que fue enterrada frente al cu, junto con los obsequios que le fueron llevados, además de semillas, yoloitzcuintle y sus servidumbres, mismas que se quitaron la vida para acompañar y servir a su rey durante la travesía que le esperaba.
Esta narración lleva a considerar que, posiblemente, como ya se mencionó, estos rituales también eran cotidianos entre los tlaxcaltecas como grupo nahua, por lo que no escapa considerar que a sus muertos los velaban y enterraban bajo los mismos ritos funerarios, de los que, como se ha observado en estos tiempos, se conservan algunos aspectos que se llegan a desarrollar en ciertas áreas de la tierra tlaxcalteca.
(Aquí lo que sucede en los panteones de Tlaxcala actualmente, el día de enflorar y la noche de la velada)