VIAJANDO POR LA CULTURA*
Hemos presentado con anterioridad dos de las tres colecciones editoriales de la Fundación Desiderio Hernández Xochitiotzin, cuyo objetivo puntual es la difusión de la obra y vida de este artista plástico, una mera socialización formal de la información existente para permitir la divulgación del conocimiento e incentivar la investigación futura.
Mucho se habla de la cultura como aquel permanente constructor de los individuos para edificarse y significarse. Sí, la cultura es constructiva. Toma del medio ambiente y genera herramientas refinadas, desde una cuchara de plástico hasta un bellísimo mural expresando el sufrimiento producido por la guerra. La cultura es tan importante que todos los días la respiramos, la comemos, la vivimos sin darnos cuenta, incluso aspiramos a ella.
Entiéndase, la cultura abarca muchos rubros y por ello resulta difícil delimitarla con tal precisión. Los antropólogos Kroeber y Kluckhohn la definen en su libro “Culture: A Critical Review of Concepts and Definitions” (1952) como: la cultura consiste en formas de comportamiento, explícitas o implícitas, adquiridas y transmitidas mediante símbolos y constituye el patrimonio singularizador de los grupos humanos, incluida su plasmación en objetos; el núcleo esencial de la cultura son las ideas tradicionales (es decir, históricamente generadas y seleccionadas) y, especialmente, los valores vinculados a ellas; los sistemas de culturas pueden ser considerados, por una parte, como productos de la acción, y por otra, como elementos condicionantes de la acción futura.
Si bien, este artículo no pretende realizar un ensayo entorno a la “cultura” como objeto de estudio, si desea compartir con el lector el objetivo de la tercera colección editorial de la Fundación. Como ya se ha mencionado más arriba, las dos primeras colecciones tienen fundamento en divulgar la vida y obra del maestro Xochitiotzin, y aunque la tercera colección editorial también pretende ese objetivo, su desarrollo y contenido esta basado en transmitir cultura; esta colección lleva por nombre Guías Turísticas, cuyo eje central contiene la obra plástica de Xochitiotzin, recuérdese, este artista realizó obra muy diversa, siendo el mural uno de sus ejercicios más acuciosos y vistosos, con un agregado que le da mucho mayor sabor: historia e identidad.
La expresión artística de Desiderio da a tal que podemos hablar de muchas categorías para compilarse en diversos materiales de promoción y/o divulgación, pero esta información nos la reservamos para aún generar sorpresa en el público que simpatiza o sigue la obra de este artista.
En cronología de aparición la Colección Guías Turísticas, sería nuestra segunda publicación, estrategia valiente para irse por el camino del financiamiento independiente. De hecho, el diseño dará formato y color a sus hermanas colecciones: pocas hojas, cuerpo de bolsillo, contenido didáctico, información recuperada de los archivos y acervos de la Fundación aún naciente; para 2009 decidimos dar vida y compartir a manera de viajes significativos y relevantes, la ruta de los murales de Palacio de Gobierno. Inclusive nos fuimos un poquito más allá, el mismo viene en dos idiomas, español e inglés, pensando en un viajero nacional o en un viajero internacional con avidez por conocer nuestras expresiones culturales.
Existen diversas formas de viajar y con ello alimentarse de la diversidad del mundo, es justo en ese punto donde la cultura y sus expresiones se transforman en lo significativo para el viajero. Permitirle un abanico de oportunidades al visitante, rendirá mayor fruto en la derrama económica de quienes les están recibiendo. Claro, esas oportunidades, como ya lo hemos mencionado, deben presentarse realmente significativas, más allá de una foto y una bolsa de papitas. Es decirle al viajero, también eres parte de esto.
El país tiene un enorme desafió, de sus 32 entidades federativas, 16 tienen acceso al turismo convencional, conocido como el turismo de “sol y playa”. Además, de esos 16 estados, sólo otro porcentaje menor en sus municipios se ve beneficiado directamente de este turismo nacional e internacional, un turismo para la dispersión. Así, entre el 60 y 70 por ciento del país casi todo el tiempo está enfocado en generar estrategias para llamar la atención del visitante, y aunque el mismo mercado es diverso, ecológico, de negocios, deportivo, de espectáculo, etc., la estrategia del turismo cultural casi poco asoma el rostro. Claro, por una parte, se encuentra la infraestructura, pero de que serviría ello sin los contenidos, quizá es ahí donde menos se invierte.
La Colección editorial de Guías Turísticas pretende dar marco significativo a un turista que en realidad es un viajero. Aquel que va más allá de la oferta convencional.
Es ya bien sabido que 2020 ha sido un año complejo para nuestros sistemas de organización general, sobre todo en lo que respecta a la generación económica. Aunque mucho se dice, las medidas cuantificables de la aportación a la derrama económica del país, por parte de la cultura y las artes, son casi imperceptibles, esta representa la mayor aportación de herramientas significativas para crear mercado de consumo, y uno de esos mercados es el turismo.
Nuevos escenarios se presentan y requieren de toda nuestra imaginación y adaptación. Singularmente, para junio de 2019, México acogió a un aproximado de 3.9 millones de turistas extranjeros, un año después el turismo internacional representa sólo a 981,000 visitantes, observándose un desplome del 74.8%, en este rubro. Pues bien, habría que enfocarnos en el turista nacional y presentarle aquel abanico de expresiones que pudieran llenar sus vacíos significativos.
*Mitlzin Sarmiento Xochitiotzin.
Octubre, 2020