Arte y Cultura

¿FAST FASHION?

Se entiende fast fashion (moda rápida) como el fenómeno por el cual se introducen colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de la moda y que han sido diseñadas y fabricadas de forma acelerada y a bajo costo. Facilitando al consumidor la posibilidad de acceder a prendas novedosas a precios accesibles y de forma continua.

Suena maravilloso hasta que tomamos en cuenta todo lo que ocasiona y el impacto negativo que tiene. Estas prendas baratas son posibles debido a una constante reducción de los costes de producción o sea que son hechos con telas de muy mala calidad, además, en la mayoría de países donde se suele fabricar, el salario es mínimo, lo que implica graves consecuencias para nuestra salud, nuestro planeta y para las vidas de quienes las producen.

En pocas palabras, el fast fashion consiste en producir de manera masiva ropa barata y de baja calidad, con innumerables colecciones al año que hacen sentir constantemente que estamos pasados de moda y nos empuja a seguir consumiendo. Esta tendencia consumista ha hecho que el promedio de uso de una prenda nueva sea de solo siete veces antes de ser desechada y que, en los últimos 20 años, se haya presentado un aumento del 400% en el consumo de ropa en el planeta.

Pero si son de “mala calidad”, ¿por qué triunfan? La respuesta es sencilla, la facilidad de adquirirlas, su precio accesible acompañado de un diseño atractivo “a la moda”, ha logrado la democratización de está permitiendo a las clases medias y bajas acceder a diseños que antes solo tenían acceso las personas con dinero.

¿Cómo afecta al Medio Ambiente?

De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Además de utilizar varios químicos tóxicos en sus tintes y en su elaboración, la ropa se ha vuelto de usar y tirar, por lo que cada vez generamos más residuos textiles.

Para empezar, en los procesos de teñido y acabado de toda nuestra ropa se emplean grandes cantidades de agua dulce. Asimismo, la cantidad de agua necesaria para la producción de solo 1 kg de algodón puede llegar hasta 20 000 litros de agua. Y por si fuera poco, cada vez que lavamos una prenda sintética (poliéster, nailon, etc.) se liberan en el agua alrededor de 700.000 microfibras, que se abren paso de este modo hasta nuestros océanos.

Estudios han revelado que estas microfibras que liberan los miles de prendas, las ingieren pequeños organismos acuáticos. Estos organismos alimentan posteriormente a peces pequeños, que a su vez sirven de alimento a peces más grandes y, de este modo, se introduce el plástico en nuestra cadena alimentaria.

Explotación Laboral e infantil.

La mayoría de nuestra ropa se fabrica en países donde los derechos de los trabajadores son limitados o inexistentes. De hecho, las plantas de producción cambian a menudo con el fin de encontrar costes laborales más reducidos.

La industria textil obliga a sus trabajadores un horario laboral de 14 a 16 horas al día los 7 días de la semana, y en temporadas de actividad alta incluso llegan a trabajar hasta altas horas de la madrugada para cumplir con la producción que les exige la marca. Cabe recalcar que estos trabajadores son principalmente niños y mujeres que sufren día a día abuso verbal y físico.

Sus salarios base son tan bajos que no pueden permitirse rechazar las horas extra, aparte de que muchos serían despedidos si se negaran a realizarlas, incluso en algunos casos, estas horas ni siquiera están remuneradas. Al mismo tiempo, las condiciones de salud y seguridad son nulas. Trabajaban en edificios en malas condiciones, normalmente sin ventilación, respirando sustancias tóxicas o inhalando polvo de fibra o arena, poniendo en alto riesgo a diario la vida de miles de trabajadores.

Es necesario buscar alternativas y llevar a cabo un consumo responsable a la hora de adquirir nuevas prendas en nuestro guardarropa. Consumir prendas artesanales de nuestra región o país, aparte de apoyar la economía local, son prendas de muy buena calidad y que benefician a más de los que tú crees, pequeñas acciones son grandes cambios. Apoyas una economía sostenible y favoreces el comercio justo. Tu apoyo va directamente al artesano o artesana que está creando el producto y lo vende directamente.https://www.facebook.com/ColibriViajera/

https://www.instagram.com/colibriviajera/?igshid=1nsrt6qzezd0j

Actualmente existen muchos bazares o tiendas de “Second hand” (Segunda mano); al comprar ropa de segunda mano estás reutilizando, dándole una nueva vida a la ropa y no solo eso, sino que estás ayudando a reducir las emisiones de CO2 y el consumo de agua que se usa para producir nuevas prendas. Las prendas que ya no cumplen los estándares de calidad para ser reutilizada, siempre se pueden reutilizar sus materias primas.

Cuando hablamos de comprar prendas de segunda mano no tiene por qué ser ropa vieja o gastada, sino todo lo contrario. Recuerda que lamentablemente algunas personas solo les dan uso a estas prendas hasta 7 veces máximo.

Si tú eres de esas personas que últimamente ha comprado mucha ropa y te preocupa esta situación o quieres ayudar a contrarrestarla, puedes empezar vendiendo tu ropa en bazares o plataformas digitales (gracias a internet el mercado de segunda mano se ha vuelto más accesible y puedes comprar ropa usada en diferentes plataformas web) o bien entregándola a ONGs que las hacen llegar a quienes las necesitan, dándoles un segundo uso.

Apliquemos las tres «erres» y las que vayan viniendo. Reducir, Reutilizar, Reciclar… pero también «recoger» la basura de otros o «recuperar» lo que ya no sirve. ¡Empecemos a hacen un consumo responsable en nuestra moda!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *