COMO INICIARON EN MÉXICO.
En México, previo a la Noche Buena se celebran las tradicionales posadas navideñas, cuya historia se remonta a las misas de aguinaldos, durante las cuales se realizaban representaciones del nacimiento de Cristo. La primera vez que se celebraron en la Nueva España fue en 1587, bajo la supervisión de fray Diego de Soria, lo que ayudó al proceso de evangelización de los pueblos prehispánicos.
El 25 de diciembre, que marca el solsticio de invierno para los habitantes del hemisferio norte, es una fecha festejada a lo largo y ancho del planeta. Así como el catolicismo la adoptó de la religión romana para la Navidad, en el México prehispánico se celebraba a dioses como Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.
NACIMIENTO DE HUITZILOPOCHTLI.
La Navidad también era celebrada por el pueblo mexica quienes conmemoraban el nacimiento del niño sol Huitzilopochtli, deidad de la guerra, que el 21 de diciembre concluía su recorrido por la bóveda celeste para nacer nuevamente, concebido milagrosamente por Coatlicue, mujer serpiente deidad de la tierra y madre de los mexicas, con este acontecimiento se cumplía un ciclo más en el calendario del Tonalpohualli.
Las fiestas de adviento comenzaban desde el 17 de diciembre hasta el 5 de enero y eran conocidas como el Panquetzaliztli, la última veintena del calendario mexica, constituido por 260 días, repartidos en trece meses de veinte días cada uno. En la conquista los misioneros católicos lo convirtieron en las posadas.
Cuando ocurría esta celebración se sahumaban todos los árboles ofrendándoles tortillas (tlaxcalli) y pulque (meoctli) como signo de agradecimiento por sus frutos, que sirvieron para alimentarse por todo el año. Asemejándose a la costumbre de las tradicionales piñatas, la colación y el ponche.
Para el mexica el advenimiento de su redentor era una fiesta pública y privada en la noche de Navidad y al día siguiente había en todas las ‘Calli’ casas se daba a los invitados suculenta comida y unas estatuillas o ídolos pequeños hechos de maíz azul, tostado y molido, mezclado con miel negra de maguey”.
EVANGELIZACIÓN Y SINCRETISMO.
Fray Toribio de Motolinía narró que para las fiestas de Navidad los mexicas ataviaban las iglesias con flores y hierbas; esparcían juncia en el piso, además entraban bailando y cantando con un ramo de flores en la mano.
En el último día de esta veintena, Panquetzaliztli, desde que nacía el sol por el oriente, hasta que este se pusiera por el poniente, todo el pueblo comía el tzoalli de la imagen de Huitzilopochtli, y nadie podía beber agua. Este ayuno ritual era conocido como netehuatzaliztli “secamiento de la gente”.
Al termino del día se llevaba a cabo una danza, y había una en especial hecha sólo por los jóvenes, hombres y mujeres que habían servido en el teocalli (templo) por un año, y a quienes les era permitido realizar su “amarre de tilma” lo que en español quiere decir casarse.
Para deshacerse de esas fiestas prehispánicas y popularizar las misas de aguinaldo, los evangelizadores de San Agustín Acolman crearon las primeras posadas, todas las noches, del 16 al 24 de diciembre. En ellas, se hacía una representación de la Natividad que terminaba con un banquete y, de postre, pequeñas estatuas de tzoatl, precursoras de las famosas alegrías de amaranto.
LAS POSADAS NAVIDEÑAS, TRADICIÓN VIVA.
Aunque al principio se realizaban solo en las iglesias, con el tiempo, las posadas eran organizadas en las calles y las casas de los pueblos y las ciudades. Para el siglo XIX, esta tradición ya era parte fundamental de las costumbres navideñas en México.
Con el paso del tiempo, los rasgos y simbolismos que conocemos fueron añadiéndose: los cánticos, las piñatas -cuyos siete picos representan los pecados capitales, las luces de bengala, las velas encendidas y las imágenes de San José y la Virgen María no pueden faltar en las tradicionales posadas navideñas en México, donde se busca convivir con los vecinos, amigos, compañeros de trabajo y familia, sin faltar el ponche de frutas de temporada, los buñuelos, los aguinaldos (bolsitas con galletas de animalitos, dulces y cacahuates), así como los típicos antojitos mexicanos.
Fotos: Gran Posada en Lengua Náhuatl, de la Escuela Primaria Bilingüe “Maxixcatzin”, de la comunidad de la Luz en Contla de Juan Cuamatzi.