Acontecer Cultural

¡QUIERO QUE ME QUIERAS!

El Día del Niño, fue reconocido primero el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz. Sin embargo, esta fecha cambio en México cuando el presidente Álvaro Obregón estableció la celebración oficial el 30 de abril de 1924, luego de firmarse la “Declaración de Ginebra”. De esta manera el país se unió a la ‘Convención de Ginebra’, para velar por el bienestar de la infancia, que se había visto afectado después de la Primera Guerra Mundial.

A partir de esta fecha, año con año se celebra a los más pequeños del hogar, donde se les llena de dulces, juegos y obsequios, sin embargo, hay infantes que no conocen sobre esta celebración, ya que su vida se encuentra inmersa en una realidad que no corresponde a su corta edad, pobreza, hambre, maltrato, explotación laboral y sexual. Ellos no piden regalos o dulces, solo exclaman: ¡QUIERO QUE ME QUIERAS!

 

(VIDEO: QUIERO QUE ME QUIERAS, RUBÉN RADA)

SER NIÑO EN UN MUNDO DE ADULTOS. 

El origen de la vida humana se desencadena en el instinto de conservación de la especie, llevado a su expresión más bella y sublime: el nacimiento de un bebé, que llenará de amor y unión a sus progenitores.

Ser niño en un mundo de adultos, no es nada fácil, ya que esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto a horarios ni a las costumbres, ponen todo de cabeza a su paso y con su cara angelical, tierna y dulce, hacen desesperar a sus progenitores, tutores o mentores, que ante la impaciencia hacia ellos, pretenden imponer reglas y orden, pero a su corta edad y ante la fascinación por descubrir y entender el porqué de las cosas, sus travesuras son un martirio para los adultos, quienes conviven con infantes, lo entenderán.

Situación que no es así, nuestra realidad es distinta, porque el ser humano a través de la historia ha sostenido conflictos bélicos, diferencias políticas que han llevado a olvidarnos de estos seres indefensos, que a pesar de su inocencia, padecen las consecuencias de los actos de los adultos, guerras, crimen organizado, pederastia, malos tratos, explotación laboral y sexual, entre otros males sociales que vivimos.

La Organización de las Naciones Unidas, y demás organismos internaciones de protección a la infancia y derechos humanos, en 1924 en Ginebra Suiza, expidieron la “Primera Declaración de los Derechos del Niño”, según la cual, la humanidad debe al infante cuanto pueda darle. Dicho documento constituye la raíz de una corriente de ideas que promueve la redacción del Código del Niño y de la Protección al Menor.

Después de aquella inicial declaración, la ONU formuló una nueva declaración, ya modernizada acerca de los derechos de la niñez, en ésta la organización  mundial  reconoce y proclama los derechos esenciales del menor. A fin de que tenga una vida feliz y crezca en medio de una sociedad que le brinde libertades fundamentales. Esta declaración fue aprobada el 10 de diciembre de 1948 en París.

Poco a poco, el infante va adquiriendo importancia para la sociedad y principalmente para aquellas instituciones que buscan la mejor forma para hacer respetar sus derechos, porque un infante tiene derecho hasta de adquirir conocimientos de gran significación para que se integre a la sociedad, esto a través de cuentos, leyendas e historietas que el adulto le contará apoyándose de la magia de lo real a lo imaginario, esto es una garantía que nadie puede privarle a un menor. También tiene derecho a ser escuchado y a obtener una buena alimentación, como una necesidad  vital de su organismo para su buen desarrollo físico y mental.

Dentro de las necesidades vitales del menor, encontramos el juego, que además de ser una actividad que produce placer y recreación, es un medio de aprendizaje, expresión y comunicación con los demás.

El infante requiere conocerse a sí mismo y aprender de los demás, porque solo así asimila y conquistará todo lo que le rodea, le ayuda a solucionar conflictos, liberarse de miedos y angustias que le enseñen a fijar nuevos hábitos para enfrentarse a la vida madura.

La fantasía, es otro factor importante para el buen desarrollo del pequeño, ¡imagínese un menor sin fantasía! Sería algo desastroso para la humanidad, porque los grandes genios con sus inventos y actitudes han fascinado al mundo entero y estos inventos y riquezas  humanas convertidas en arte han sido producto de un sueño, de una fantasía.

Mediante el juego infantil, el pequeño comienza a acercarse a los demás, un adulto puede garantizar un momento entretenido con el pequeño, al jugar con él, lo hace sociable y en lugares públicos buscará la compañía de otros infantes, donde pondrán sus propias reglas y esto le ayudará a comprender que la unión es la determinación para lograr el fin deseado. Cuando los niños representan papeles de adultos durante el juego, esto les permite asumir las pautas y hábitos sociales de comportamiento, además de que desarrolla cualidades como la sinceridad, justicia y compañerismo entre otros más.

En la época actual, se tienen cifras alarmantes de maltrato infantil, el cual se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del menor de edad, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

Claro que no, así que tiene en sus manos la vida de un nuevo ser, vulnerable y delicado, que para su buen desarrollo físico y mental y la garantía de que va a ser útil para la sociedad en el futuro, debe vivir en un ambiente sano, con libertades y sobretodo respetando sus derechos.

Hay instituciones que  se  preocupan por ellos, si usted no cree  poder darle amor y todo lo necesario para su buen desarrollo en la sociedad, no lo deje en la oscuridad de una calle a pedir pan en casas ajenas, ofrézcale lo mejor, no lo  maltrate, él se lo agradecerá en el mañana, cuando sea adulto y tenga a sus propios hijos.

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