LO NOS QUE TRAJO LA MAREA VERDE.
Con 38 votos en contra, 31 a favor, uno que no fue y dos que no quisieron meterse en problemas; Argentina demostró que las instituciones van un paso atrás de la ciudadanía organizada al no dejar pasar la ley que despenalizaba el aborto en aquel país.
Nací feminista, pero hace 12 años que participo activamente dentro de este movimiento que me ha cambiado la vida y la visión de las cosas. También ha cambiado la forma en la que nos ve el mundo y la manera en la que hemos posicionado nuestro temas. Hace 12 años era impensable hablar de aborto con la libertad con la que se hace hoy, social y mediáticamente. Eso se lo debemos al feminismo.
Todo mundo tiene derecho a opinar, a contraponer y a pensar de distinta manera. El problema está cuando, en una sociedad como la nuestra, tan poco educada en la ciudadanía, esas “opiniones” dejan de serlo y se convierten en discursos de odio, denostaciones y promueven actos violentos. Ahí es donde hay una clara separación entre la libertad de expresión y la apología de la violencia.
Vimos mucha de esta última, en las redes sociales principalmente, contra manifestantes a favor de que el aborto se despenalizara en Argentina. Lo curioso es que provenía de quienes se auto denominan pro vida pero, que ya en la práctica de sus acciones, realmente son anti derechos; pues en un análisis básico de sus argumentos, simplemente están en contra de las libertades humanas.
En ese sentido, esas personas confunden el punto central del debate que se ha dado entorno al aborto, y el punto no es aborto sí o aborto no; porque el aborto sucede estemos o no de acuerdo. El tema de discusión es aborto seguro, legal y gratuito o aborto clandestino.
Se pronunciaron a favor de que sigan muriendo las mujeres más pobres; se pronunciaron a favor de la “salida moral” de un acto de “irresponsabilidad”, como si fuera responsable poner a “gente irresponsable” a traer más criaturas al mundo. El Senado argentino avaló así la violación de niñas, condenándolas a ser madres en la peor de las situaciones, sin proponer salidas viables.
No, en Argentina no ganó la democracia como lo dijeron algunos, en Argentina se impuso la cultura de la muerte y el castigo divino para las mujeres, porque esos que han votado en contra del derecho a decidir de las mujeres, no son pro vida; son pro muerte.
Y sin embargo, la marea no se detendrá. Como dije antes, hace 12 años esto era impensable, ahora soplan otros vientos. Los obstáculos que nos han puesto en este y otros temas, no han podido parar esta oleada de cambios que ha impulsado el feminismo. Por eso es importante no dar ni un paso atrás. En Argentina vienen momentos clave para poner nuevamente el tema en la palestra; en México vamos por el mismo camino. Hoy no se pudo; pero se podrá. Es la idea que siempre nos ha mantenido y con la que hemos conseguido el reconocimiento de nuestros derechos. Y así será y para muestra, la historia.