Perspectiva

INCORRECTA INTERPRETACIÓN.

En estos tiempos de campañas electorales, en donde los candidatos se lucen con promesas y discursos, las palabras adquieren una enorme importancia para quienes les dan su correcto significado, y una incorrecta interpretación o acepción es culpable de una equivocada decisión.

Así, quien promete honestidad como forma individual de comportamiento no hace otra cosa que prometernos que habrá de ser sincero, franco, directo, objetivo y hablarnos con la verdad. Siempre he dicho que la honestidad es hermana del cinismo pues ser honesto no es garantía de ser honrado.

En política ser honesto no debiera importarnos tanto como ser honrado. Finalmente la honestidad se convierte en la confesión de haber sido desleal y haber traicionado la confianza del pueblo; total, ser honesto y confesar haber robado no es otra cosa que un acto de contrición y una muestra de querer volver al camino del bien, si es que acaso en política existe.

Ser honrado es ser íntegro, decente, digno, incorruptible, sin intenciones ni acciones para sustraer o apoderarse de lo ajeno. Ser honrado es tener una imagen de justo; es tener una imagen de ecuánime, de ser incapaz de abusar de palabra y hecho del débil, de jamás robar ni mucho ni poco pues sabe que es ladrón el que roba un centavo que el que roba millones de pesos.

Luego entonces, confundir ambos valores y virtudes trae como consecuencia la frustración posterior. Si bien los conceptos se confunden y uno se camufla en el otro, la confusión resulta grave por sus consecuencias e impide la correcta comunicación e interpretación del mensaje que favorece más al emisor que al receptor.

También es necesario que los funcionarios sean honrados y que entiendan que la vida no acepta mediocridades pues una mujer no puede estar un poquito embarazada o ser un poco virgen nada más. Se es o no. Simplemente. Así es que un empleado del pueblo no puede ser medio honrado.

Aunque es cierto también que cada cual hace lo suyo y el electorado, lo que debe hacer, es atender y entender correctamente lo que nos dicen los honrados y los honestos políticos de hoy.

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