TRADICIÓN QUE PERDURA EN TLAXCALA
La costumbre de dedicar ciertos días a los muertos, es tan arraigada en México y en Tlaxcala no es la excepción, no tiene su origen únicamente en la costumbre católica, instituida como celebración oficial el 2 de noviembre, sino que es la continuación de tradiciones prehispánicas del culto a los muertos.
El hombre desde que es hombre no se resigna a morir o dejar de existir y busca una proyección al más allá, es decir, trata de trascender.
Los guerreros muertos en lucha o sacrificados se convertían en acompañantes del sol naciente llamados Quehecatl, es decir, compañeros del águila, Tláloc, el Dios del agua, elegía para su paraíso a aquellos muertos que habían perecido por causas relacionadas con el agua, así dependiendo la forma de su muerte era el lugar que les correspondía o el sitio donde llegarían. Debido a estas creencias, se les enterraba a los muertos con todo aquello que podía serles necesario durante el camino: alimentos, armas, objetos de valor que se utilizaban como monedas y adornos que indicaban su posición en la jerarquía social del grupo, se enterraba también con los muertos al perro que debía conducir el alma del difunto hasta el último lugar de la región de los muertos, este viaje duraba cuatro años, al final de los cuales terminaba todo, además del culto a los muertos, una gran parte del ritual religioso giraba alrededor de la muerte, que se representaba de diversas formas.
Se preparaba un pan especial “el pan de ánimas” que una vez pasada la celebración se repartía entre los pobres, a la conmemoración se unían también actos religiosos como hacer donaciones, alumbrar a los muertos con lámparas de aceite, además de la costumbre de poner ofrendas y comer después el pan, los buñuelos y los alimentos preparados con este fin.
De estas diversas manifestaciones ha surgido la actual celebración a los muertos, la cual es una mezcla de rasgos de diversas culturas prehispánicas y españolas, mismas que han perdurado a través del tiempo estas ceremonias y rituales.
PREPARATIVOS PARA LA FIESTA
Meses antes de la celebración a los muertos, la gente empieza a guardar o adquirir el material necesario o empieza a ahorrar para celebrar a sus difuntos.
LA LLEGADA DE LAS ÁNIMAS.
El 28 de octubre se espera la llegada de las ánimas de quienes murieron accidentados, comprende también a los suicidas y a los que murieron asesinados, para estos se colocan flores moradas, rojas y azules, sobre las tumbas o en las ofrendas que sus familiares ponen en sus hogares y de ser posible en el mismo sitio donde la persona pereció.
El 29 de octubre, este día se conmemora a quienes murieron sin recibir el bautismo, a los ahogados y a los que murieron antes de nacer, para ellos son las flores blancas, rosas y azules.
El 30 de octubre, se recuerda al ánima sola, la que ya no tiene generación que la recuerde y pida a dios por ella, a ésta se le coloca ofrenda como a las de los propios parientes y se le enciende una cera en el altar, para alumbrar su llegada.
El 31 de octubre, llegan los pequeños, o los que murieron siendo todavía infantes, para ellos se les colocan panes en miniatura, figurillas en forma de juguetes, dulces, frutas y alimentos que les gustaba en vida, en sus tumbas y en la ofrenda se les colocan flores blancas, azules y rosas.
El 1 de noviembre, se celebra a Todos los Santos, a partir de las 12:00 horas del día que de acuerdo a la creencia, es cuando llegan todas las personas que fallecieron a sus hogares o donde les han colocado sus ofrendas.
El 2 de noviembre, Día de Muertos, es cuando se van de regreso las ánimas y todos los fieles difuntos a las 12:00 horas del día las campañas de los templos empiezan a doblar, desde ese momento y hasta las 15:00 horas, cuando ya se levanta la ofrenda, y en algunas comunidades se acude a los panteones para adornar las tumbas y estar un momento con sus seres queridos, en una convivencia familiar, disfrutando de la música en vivo de mariachis, bandas y alimentos que se expenden en los alrededores de los cementerios.
Todos estos días se deshojan las flores de cempasúchil y se forma una veredita que va desde la calle pasa por la entrada de la casa hasta llegar al lugar donde se encuentra la ofrenda, esto para guiar a las ánimas a la ofrenda. Y el día 2 de noviembre se forma la vereda desde la ofrenda hasta la salida de la casa a la calle, como despedida para su retorno.
LA OFRENDA
La tradición de colocar ofrendas iniciada por los antepasados se ha transmitido de generación en generación y hoy en día es para la mayoría una promesa de cada año, sin embargo, con el paso del tiempo, se ha ido perdiendo poco a poco parte de esta tradición, como un ejemplo, actualmente, la gente ya no acostumbra a rezar al quitar y poner la ofrenda, o durante el tiempo que permanece puesta, incluso ya se ha innovado con los tradicionales concursos de ofrendas en colegios y en las comunidades.
La celebración a los muertos es una tradición, que se mantiene a pesar de los cambios sufridos en la sociedad, es una actividad que además de ser profundamente religiosa y tradicional, tiene un aspecto de fiesta familiar en la que participan todos dentro de un ciclo en el que la muerte y la vida son algo cotidiano, donde más que un ritual es todo una fiesta dedicada a los que ya dejaron este mundo y se encuentro en el inframundo.
Fotografía: Abril Gómez Macias